Si en anteriores entradas hablé del pasado medieval de Córdoba, hoy le toca a Barcelona: también entre sus calles se respira la huella de un tiempo añejo. Cualquiera que haya pisado los adoquines del Barri Gòtic o admirado el conjunto de Santa Maria del Mar, que tan famosa se ha hecho por causa literaria, sabe que Barcelona es un tesoro de historias por descubrir. Con cierta regularidad visito la calle del Bisbe, y aunque llego con mis prisas y mis inquietudes, el empedrado tranquilo por los siglos que ha vivido me recuerda que con tiempo y con paciencia se ganan las batallas más arduas.
Aalis de Sainte-Noire también pisará esas calles en su próxima aventura y por ello he cambiado, momentáneamente, la lectura de Chrétien de Troyes por las cuatro grandes crónicas catalanas, como se conocen las obras de Jaume I, Bernat Desclot, Ramon Muntaner iyPere el Cerimoniós, y que constituyen un rico patrimonio documental sobre la historia de Catalunya. (Un material historiográfico notable, junto con el del Archivo de la Corona de Aragón). Aunque cronológicamente la segunda novela transcurre durante el último cuarto del siglo XII y las crónicas son posteriores, no hay como sumergirse en las fuentes originales para conocer de primera mano los detalles que, más tarde, darán vida y pinceladas de verosimilitud a la ciudad de Barcelona que recrearé en mis páginas. ¡Deseadme suerte!
1 comentario:
Hola!
Aunque lo parezca, el puente de la foto no es medieval...
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