En inglés, slush significa nieve medio derretida, fangosa o más generalmente, montón informe. Con ese término tan poco halagüeño describen los editores la pila de manuscritos (the slush pile) que llegan a una editorial por la vía directa del envío de autor, sin intermediarios o agentes literarios que los hayan filtrado. En el mundo editorial anglosajón es una excepción que surja un texto que se estime merecedor de publicación de entre esa pila de manuscritos, como se explica en este interesante artículo del Wall Street Journal. (También aborda los delicados problemas de propiedad intelectual derivados de un envío indiscriminado, especialmente en el campo audiovisual).
Sin embargo, a mi juicio (y últimamente miro más con ojos de autor que de editor, qué duda cabe) hay que destacar un punto en concreto del reportaje, y no es lo difícil que resulta abrirse paso hasta la mesa, los ojos y la atención del editor, sino lo democrático de las posibilidades que se abren a un autor novel: al parecer HarperCollins abrió en 2008 una página web, www.authonomy.com, en dónde el aspirante a ser publicado por la casa madre cuelga su novela, y en función de los votos de los lectores se elabora un ránking, cuyos manuscritos serán leídos por los editores de HarperCollins. El artículo del WSJ informa que cuatro novelas se han publicado por este sistema. Recuerda entrañablemente a las primeras ediciones de OT, cuando (aún) se trataba de encontrar perlas entre largas filas de aspirantes.
Así pues, es admirable cómo en tiempos inciertos los editores que miran hacia el gran público siguen refinando sus formas de optar por la literatura de masas, en este caso, ¡magistralmente logrando que las propias masas seleccionen los libros antes de ponerse a la venta! Es el sueño dorado de un ejecutivo, y el germen de la edición wiki (por si acaso, reclamo el acuñamiento del palabro que hoy en día por menos de un creative commons se queda uno sin reconocimiento público). Lo más divertido del asunto es que en el proceso final, puesto que es tan fácil colgar un texto en la web, el premio es la publicación en papel del texto electrónico. Es decir, que lo deseable y deseado es lograr dejar atrás el hipertexto, mera herramienta de transición, y convertirlo en el ansiado fetiche, el objeto hermoso, el injustamente denostado libro. A mí, qué queréis, en pleno marasmo de burbujas digitales, me cuesta poco encontrar pequeñas alegrías (y grandes ironías). ¡Feliz semana!
3 comentarios:
Pues me parece una reflexión muy certera, Claudia. Acabo de entrar por primera vez en este blog y veo que detrás se solapan ideas, gustos y preferencias semejantes a las mías, con lo que estoy encantada de conocerte, aunque sea via virtual, o quizás precisamente por ser via virtual. Por medio de ella he conocido a muchas más personas interesantes que luego han devenido en buenos amigos/as. Te felicito, pues, por tus logros, por tus libros cuya existencia desconocía hasta hoy, y que intentaré subsanar, cuando tenga un momento. Yo también amo el papel, y el olor a tinta, además de amar la pantalla y el teclado.
¡Saludos, y espero volver por aqui a menudo!
Hola Ariodante,
Muchas gracias por tu comentario. También yo me alegro de que coincidamos, y yo también debo decirte que en el mundo virtual me ha pasado lo mismo: de la comunión de intereses nos hemos convertido en muy buenos amigo/as. ¡Espero que tengamos oportunidad de charlar a menudo!
Si te decides a leer algunos de mis libros, cuéntame que te parecen :)
Un abrazo,
Claudia
Me alegro de establecer el contacto.
Respecto a tus libros, por supuesto, los leeré, Claudia. No te digo cuándo, porque voy ocupadísima, pero lo haré. Y te diré qué me han parecido.
Saludos!
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