Me quedo helada al leer la noticia de que un editor cristiano sito en los Países Bajos ha modificado el título de la novela de Joseph Conrad "El negro del Narciso" porque estima que la palabra nigger (más frecuente en la época de Conrad que en nuestros tiempos hipercorrectos, aunque al espectador habitual de The Wire no se le mueva una ceja al oírla) le quita lectores, y lo ha renombrado en el inglés original como The N-word of the Narcissus. Afirma, siempre según el artículo (y después de la inteligente inocentada/fogonazo de Stonehenge voy con mucho cuidado y cito las fuentes porsiaca), que "el pasado debe ser traducido al presente".
Bueno. Como traductora, no puedo estar más de acuerdo. Incluso me río con las adaptaciones zombis de Jane Austen -y esperad a que lleguen las monstruosidades marinas de Sentido y sensibilidad- pero una cosa es traducir y otra es tergiversar. Ambas palabras empiezan con la letra t y ahí acaba su parecido. Aunque los editores, históricamente, se han caracterizado por un libérrimo uso de su poder de decisión, debería haber límites saludables, como los títulos ya acuñados por el paso del tiempo. O que baje Joseph Conrad y lo vea.
Bueno. Como traductora, no puedo estar más de acuerdo. Incluso me río con las adaptaciones zombis de Jane Austen -y esperad a que lleguen las monstruosidades marinas de Sentido y sensibilidad- pero una cosa es traducir y otra es tergiversar. Ambas palabras empiezan con la letra t y ahí acaba su parecido. Aunque los editores, históricamente, se han caracterizado por un libérrimo uso de su poder de decisión, debería haber límites saludables, como los títulos ya acuñados por el paso del tiempo. O que baje Joseph Conrad y lo vea.
2 comentarios:
¡¡¡Será posibleee!!! Pero bueno, ¡¡hay gente para todo!! hacerle eso a Conrad!!
Pues sí, yo también me quedé muy sorprendida. Porque si vamos a eso, hay muchos libros que se escribieron desde otra época, otras actitudes, y eso forma parte del texto. No vale "podarlo" por motivos ridículos. Más vale leerlo íntegramente, y enseñar luego que hay ideas o prejuicios que con el tiempo han cambiado. En fin, cosas veredes buen Sancho.
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