20.7.09

Viajes por España (III): Bilbao

Un día después, en Bilbao el sol lucía con casi tantas ganas como en Sevilla, hasta el punto de que tuve que sacar mi sempiterno abanico para combatir el calor. Antes de salir por el segundo periplo (para distinguirlo de la semana del 7 de julio, dónde estuvimos en Toledo, Madrid y Valencia) el equipo de prensa de Planeta me había enviado una entrevista de una página entera, ya publicada pues el periodista había seguido la presentación de Toledo. (Qué mosqueada parezco en la foto, ¿verdad? Pues es la miopía y el flash de las cámaras :)

Así que el País Vasco, con la eficiente María a la cabeza de nuestra expedición de dos personas, tuvo a bien ser el cierre de esta mini-gira, y de nuevo el día dejó de tener horas para llenarse de caras, besos, radios (programas veteranos como Pompas de Papel), periódicos y televisiones. Y la última entrevista, con la sonrisa ya en los labios porque el siguiente avión me llevaría de vuelta a casa y a los míos, y también porque a las cosas buenas hay que saber saludarlas deprisa y con cariño, no sea que se olviden de uno, se den la vuelta y no regresen.

Viajes por España (II): Santiago de Compostela


Y llegué a Santiago de Compostela casi tocando las doce y esperando ver meigas... y ¡escuché gaitas, claro! En plenas celebraciones del verano, la plaza del Obradoiro y el Parador Hostal de los Reyes Católicos se convirtieron en cómplices de una música que se remonta precisamente a la Edad Media y que resonó durante la noche compostelana. Os juro que entre la melodía medieval, la madera recia de las puertas de las habitaciones del parador y los arcos de piedra que se abrían al claustro -pues el hostal había sido antes monasterio- pensé que una vez más (como en Toledo) todo jugaba a convencerme de que el siglo XII había salido de las páginas de mi libro para acompañarme, como un amigo más, en la aventura promocional de este año.

Pero me despisto, y eso no puede ser. Porque primero tengo que mandarle un abrazo a Noa, que ya es reincidente en eso de acompañarme mientras hablo con los periodistas de mis criaturas. Con ella pasé una agradable jornada charlando de literatura entre radios, televisiones y periódicos y disfrutando del apacible día nublado con el que la ciudad de Diego Gelmírez tuvo la gentileza de obsequiarme. Con Rocamadour y Santiago se abre la acción de mi novela: dos templos de piedra para una aventura medieval.

Viajes por España (I): Sevilla


Bajo un sol de justicia -como no podía ser de otro modo en Sevilla- regresábamos de tomar unas tapas de mediodía y de muy señor mío en un restaurante muy cerquita de la plaza dónde radicaba el hotel en que estaba instalada gentileza de mi editorial, y pensaba yo medio distraída por el sol y el salmorejo que ojalá a los lectores tan acostumbrados a vivir entre la herencia árabe y la realidad de hoy en el sur de España les gustara la historia que les cuento en La tierra de Dios. Si así fuera, me daba por satisfecha porque no hay nada más difícil que convertir lo cotidiano de la gente (bien sea la Historia o las pequeñas historias) en material de imaginación. Sevilla tiene sol, luz cegadora, azules implacables en el cielo, y orgullo en las calles empedradas. Di muchas entrevistas, pero sobre todo recordé que esta ciudad había sido capaz de cautivar a los califas de Córdoba y convertirse, en detrimento de ésta, en la capital del califato a partir del último cuarto del siglo XII. Que no es poco.

(Aprovecho para mandar un beso y dar las gracias a Carmen, que me acompañó durante todo mi día sevillano, y se preocupó de todo para que yo me despreocupara a gusto.)

13.7.09

Y seguimos: Sevilla, Bilbao y Santiago

El tiempo de la promoción o de las entrevistas a medios de comunicación puede ser pesado o divertido, según cómo se lo tome cada autor. En mi caso, tengo la suerte de pasármelo bien pues me parece todo un gesto de generosidad que alguien (además de los lectores) se interese por mis libros. Pero si además la promoción consiste en conocer a personas estupendas, arropada por un equipo humano como la copa de un pino, y en parajes como Toledo, Valencia, Sevilla, Bilbao y Santiago de Compostela, pues comprenderéis que os diga con ilusión que mañana empezaré la segunda parte de mi periplo, y que si residís en estas últimas tres ciudades, pues allí nos vemos. Más a la vuelta :)

Toledo: atardecer y cena en el Parador


Esa es la maravillosa vista que disfrutamos durante la cena de presentación de "La tierra de Dios" en el Parador Nacional de Toledo (que os recomiendo encarecidamente que visitéis si tenéis la ocasión), en un condumio con brisa nocturna de propina y mejor compañía, procurada por el equipo del Parador (desde aquí un saludo para la espléndida directora y su equipo, que nos cuidaron más allá del deber) para una servidora y los periodistas y libreros que asistieron a la mencionada cena. Una noche y un amanecer inolvidables, en los mismísimos escenarios de la novela, aderezado con risas pre-veraniegas y buen ambiente. Al día siguiente, en la librería Hojablanca de Toledo, tuve oportunidad de charlar con los sabios del lugar, y ya tengo ganas de volver a verlos (señal de lo bien que lo pasamos).

Antes de eso, junto con los periodistas y libreros paseamos por el casco antiguo de Toledo, en un trayecto imaginado por el equipo de prensa de Planeta y plasmado con arte y entusiasmo por nuestro guía Adolfo (a quién también mando otro saludo, porque fue breve e intenso pero genial trabajar con él), durante el cuál no quedó duda de que la época medieval es una pasión adictiva para los que "padecemos" de esa afición. Desde esta humilde plataforma, un abrazo muy fuerte a todos los que hicieron que fuera posible.

7.7.09

Firma de ejemplares en Toledo


Hago un rápido interludio en este viaje promocional con primera parada en Toledo -y qué parada, os daré más detalles de la espléndida noche de ayer en futuras entradas- para avisaros a los que estéis en Toledo o cercanías que hoy por la tarde, a partir de las 18h30, estaré firmando ejemplares en la librería Hojablanca. ¡Hasta pronto!

5.7.09

La escuela de traductores de Toledo



La ignorancia del historiador es la fortuna del novelista: puesto que (desgraciadamente) tanto desconocemos del pasado, en una tarea de imaginación como es la narrativa es lícito (afortunadamente) rellenar los huecos de la historiografía con los trazos, más cómodos y felices, de la ilusión. Es el caso de la escuela de traductores de Toledo: el debate sigue hoy vivo sobre si se puede considerar dicha escuela propiamente fundada en el siglo XII, o si cabe esperar a la llegada de Alfonso X El Sabio para bautizarla como tal escuela. Un matiz tal vez sin importancia para el público general, pero un interrogante esencial para la organización de la cultura y la transmisión del saber en la España del siglo XII.

Por mi parte, los lectores que ya se han sumergido en "La tierra de Dios" han podido comprobar que he optado por el prudente término medio: he imaginado un espacio, propiedad del arzobispado de Toledo, dónde Gerardo de Cremona y Domingo Gonzálvez encabezan un pequeño ejército de sabios y traductores afanosamente dedicados a volcar el saber de una lengua a otra. Si son o no una escuela, esa es tarea de historiadores desentrañarlo; como escritora, me he limitado (y he gozado) a recrearlos rodeados de manuscritos, artilugios y curiosidad.

Pienso en Toledo porque mañana me esperan sus calles, y tengo ganas de verlas de nuevo. Hay ciudades cuya magia resuena desde el pasado, y la ciudad de Santa María la Blanca es una de ellas.