En abril de 2007 deseaba un feliz "ramblejar" a los visitantes de este blog, y me parece increíble encontrarme de nuevo a las puertas de un nuevo Sant Jordi, el de 2009. Las cosas han cambiado, hay personas que han llegado y otras que se han ido de nuestras vidas, pero este vaivén no ha sido para quedarnos igual, a la Lampedusa. La familiar compañía de la crisis que, siendo una palabra tan corta, se traduce en un largo desfile de cotidianos ahorros, es la gran diferencia entre la bonanza de hace dos años y la frugalidad de hoy.
Y sin embargo, qué alivio. Alivio es olvidarse de grandes y fastuosos regalos de aniversario, Navidad o festividades forzadas, y volver al detalle simple y cariñoso de acordarse del otro y de su día. Alivio es no tener que contestar interrogatorios si decidimos pasar las vacaciones en casa, ¿dónde mejor que en casa?, en lugar de arrastrarnos por paraísos prefabricados o vivir veranos de otras ciudades. Alivio es para mí vivir y trabajar entre libros, esa pseudo-mercancía que parece resistir los embates del mercado mejor que otras, y que por mucho que traicione a unos con otros, siempre me lo perdonan y devuelven infidelidades con abrazos.
Así que bienvenidos de nuevo a este espacio; ya lleguéis con ordenadores más económicos, ediciones de bolsillo y mesas de Ikea, o bien con Apple, libros de tapa dura y mobiliario de teca. La ventaja es que la lectura jamás hizo distingos entre ricos y pobres, porque las letras sí son socialistas de pro: se leen igual para todos.
Así que bienvenidos de nuevo a este espacio; ya lleguéis con ordenadores más económicos, ediciones de bolsillo y mesas de Ikea, o bien con Apple, libros de tapa dura y mobiliario de teca. La ventaja es que la lectura jamás hizo distingos entre ricos y pobres, porque las letras sí son socialistas de pro: se leen igual para todos.
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